“Posturas para desplazamiento táctico con fusil”
por Daniel Alfonsea
A menudo, en las recreaciones, vemos a los “veteranos” aleccionando a los menos experimentados en la manera adecuada de moverse con el fusil en las simulaciones de combate, para asegurar que no se adoptan posturas anacrónicas. El objetivo de este artículo es analizar el trasfondo histórico de esta cuestión, y proporcionar unos argumentos fundamentados acerca de las posturas más correctas.
Aclaremos que aunque en el título hablamos de “desplazamientos tácticos”, este es un término moderno; en la época se hablaba de movimientos en orden de combate.
Como punto de partida, tomaremos el Reglamento Táctico de Infantería de 1929, en vigor durante la Guerra Civil, puesto que uno de los objetivos de la instrucción básica es imbuir en el soldado unos conocimientos tanto teóricos como, en particular, prácticos, con una metodología basada en la repetición, que busca que se adquiera memoria muscular de los movimientos.
Veremos que en el artículo 22 del R29 se menciona que será la posición de “suspender armas” la que se adoptará para desplazamientos “a pie firme” (se entiende que se refiere a cuando no se ha ordenado arma sobre el hombro). Recordemos que en el art. 20 se describe “suspender armas” así: se cogerá el arma con la mano derecha por encima del alza y se elevará, inclinando la boca del cañón hacia adelante hasta que diste unos 30 centímetros del hombro derecho.
Para el “paso ligero” indica expresamente que las armas se llevarán siempre en suspensión, siendo la única diferencia especificada que el soldado apoyará la mano derecha (con la que sostiene el fusil) en la cadera, y con la izquierda sujetará la vaina de la bayoneta.
¿Qué otras referencias encontramos en el R29 sobre el porte del fusil en desplazamientos tácticos? Como no es de extrañar, tendremos que buscar en los apartados de “Orden de combate”, que tratan de las formaciones, despliegues y disposiciones para fuegos y avances.
En el art. 113 se dice que la tropa llevará el fusil horizontal. Resulta obvio que es una adaptación del “suspendan”, consistente en sostener el arma por un punto más cercano a su centro de gravedad, posición más cómoda y práctica. El “suspendan”, tal como se describe en el apartado de instrucción de orden cerrado, sirve para desplazamientos cortos, pero no para recorridos más largos. En el art. 138 añade que el paso ligero o a la carrera serán los recomendados para movimiento en terreno descubierto, y sostener el fusil de la manera descrita, horizontal, es la más apropiada.
Es importante remarcar que el “suspendan armas” es una posición que existía desde hacía décadas en los reglamentos españoles, y también en los de otros países, así como la variante de porte horizontal de la misma; y que se mantuvo durante unos cuantos años más, también de manera general. A modo de ejemplo, veamos un par de ilustraciones, sacadas de reglamentos de antes (norteamericano, período PGM) y después del período 1936-39 (israelí, posterior a la SGM, basado en el británico).
Al fin y al cabo, esta postura es cómoda y deja el brazo izquierdo libre, lo que sirve para equilibrar los movimientos, por lo que es práctica incluso corriendo por terreno accidentado; y se puede mantener durante tiempo prolongado.
Una vez establecidas las bases reglamentarias, hay que corroborar que su aplicación se extendía a la práctica en campaña, y no nos será difícil encontrar fotografías de época en las que los soldados efectivamente portan el fusil de la manera prescrita:
Nuevamente, se puede constatar que esta postura se mantuvo en uso común durante unos cuantos años, como nos muestran muchas imágenes de la Segunda Guerra Mundial:
Y, de hecho, durante bastante más tiempo, como lo prueba que varios diseños de fusiles de asalto de las décadas posteriores a la SGM incorporasen asas de transporte, precisamente para facilitar llevar el arma suspendida; por ejemplo, el L1 A1 británico o el M16 norteamericano.
¿Es esta la única postura que utilizaban los soldados en esta época para desplazarse en orden de combate? Lo cierto es que no, y encontraremos otras que eran frecuentes, en situaciones de movimiento en áreas donde hubiera un riesgo más inminente de encuentro con el enemigo, y se creyese necesario tener el fusil en una disposición que permitiese utilizarlo con presteza. En el R29 no se contempla específicamente semejante postura, aunque sí se hace referencia, en el apartado del combate cuerpo a cuerpo con bayoneta, a las posturas “de guardia”, que se asociarán en otros textos con la orden “prevengan”.
Como veremos, en la práctica, en orden de combate, se adoptaban otras posturas aparte del “suspendan”, posturas en las que se sostiene el fusil con ambas manos.
Una primera postura básica se corresponde al “tercien armas”, que aparecerá más adelante en los reglamentos españoles; esta postura se encuentra en los reglamentos de algunos ejércitos de la época, como el norteamericano, pero no es muy común en la teoría, aunque en la práctica está normalizada.
Una consideración práctica a favor de esta postura es que se consideraba más seguro llevar el fusil apuntando hacia arriba, no solamente en caso de disparo accidental, también para evitar golpear o hasta enterrar el cañón (recordemos que los fusiles eran más largos, en especial con bayoneta calada), y la posición terciada se adecua bien a eso; también para desplazamientos por terreno agreste, donde el fusil pudiera enredarse o chocar.
Llevar el arma terciada era una postura que ya se consideraba suficiente en cuanto a prevención, por lo que la observamos en tropas que se desplazan por zonas con posible presencia enemiga; y un buen punto de partida para otras, de manera que se varía el ángulo y encaramiento del fusil de acuerdo a la necesidad, y la culata puede pasar a estar bajo el brazo y el arma más de costado, adaptando, de hecho, en movimiento, las posiciones de prevención. De esta manera, se podía pasar rápidamente a “cuerpo a tierra” y adoptar la posición de disparo; en las variantes más cercanas a las posiciones de “guardia”, también servía en situaciones en que se anticipase el combate cuerpo a cuerpo, e incluso para hacer un disparo de emergencia desde la cintura. En suma, se adaptaba la posición según la percepción de riesgo de contacto con el enemigo.
Es importante subrayar que los soldados de estos tiempos no eran entrenados para disparar en movimiento, sino para ponerse a cubierto y hacer fuego apuntado, o sea que no se consideraba necesario instruirles en una posición que facilitase llevar el arma al hombro para abrir fuego de forma inmediata.
Naturalmente, esta postura se siguió utilizando después de la Guerra Civil, como podemos ver en esta selección de imágenes de la Segunda Guerra Mundial:
A diferencia de lo que hemos estado explicando, la infantería de nuestros días recibe entrenamiento para desplazarse tácticamente de otra manera, portando sus armas en una posición de alerta que permite llevarlas inmediatamente a la posición de fuego, que se caracteriza por tener la culata adyacente o ya en contacto con el hombro, dependiendo del nivel de alerta.
Tengamos presente también que los modernos fusiles de asalto (o carabinas, que están ganando preponderancia) tienen una ergonomía distinta, y además son más ligeros, más cortos y tienen menos retroceso porque la munición es de menor calibre, todo lo cual se presta a un empleo táctico diferente que comporta distintas posturas de manejo; incluso las correas pueden tener diferentes posibilidades de configuración, que facilitan ese empleo y esas posturas.
Recapitulando, como podemos comprobar en fotografías de época, normalmente, los soldados en orden de combate de los años 30 (y 40) llevaban los fusiles suspendidos, terciados o en variantes de las posturas preventivas, dependiendo de si interesaba priorizar el movimiento, para lo que la mejor elección era la primera postura, o la alerta, para la que era preferible alguna variante de las segundas, ajustada al nivel de riesgo percibido, según la inminencia de la necesidad de hacer fuego o incluso luchar cuerpo a cuerpo.
Finalizamos con una comparación de fotografías, para ilustrar algunas de las posiciones más aconsejables, de las que se ven en fotografías de época, para desplazamientos en orden de combate, y algunas de las que se deberían evitar:
18 de Diciembre de 2020