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REGLAMENTO TÁCTICO DE INFANTERÍA de 1929 – Edición 2020

Segunda entrega

Con esta segunda entrega del Reglamento Táctico de Infantería de 1929 – edición 2020,continuamos con la instrucción individual del soldado. En la entrega anterior, se recogían los artículos relativos a la “Instrucción sin armas”; en ésta, empezamos con el apartado de la “Instrucción con armas”, cuyos primeros artículos se refieren a las armas más comunes en la tropa – el fusil y el mosquetón.

Están descritas las posiciones básicas, seguidas de los denominados “movimientos con uniformidad”. Reconoceréis pues, en esta segunda entrega, las posturas y movimientos más habituales en los eventos de recreación… y posiblemente, descubráis alguna cosa que no sabíais.

Por ejemplo, encontramos que en el artículo donde se describe la posición de “descanso en su lugar”, se detalla que esta posición se ordena con las voces “En su lugar – descanso”, mientras que en las recreaciones, son muy habituales voces más modernas, y anacrónicas, como “Descanso – ar”. Y no solamente eso, sino que se especifican DOS posiciones distintas, según el soldado esté armado con un fusil o un mosquetón, y sin embargo, los recreadores suelen adoptar siempre la correspondiente al mosquetón, independientemente del arma que lleven, sin duda por influencia de reglamentos de posguerra.

Pica sobre la imagen para acceder al manual

Os recordamos que la estructura y contenido de los diversos apartados es la del reglamento de referencia; se incluye el texto original, del cual, los artículos que hemos considerado de mayor interés para el recreador están ilustrados con nuestras fotografías, complementadas con anotaciones aclaratorias, de ser pertinente.

Ya en preparación la próxima entrega, en la que se empezarán a desarrollar los movimientos de instrucción con armas “sin uniformidad”.

REGLAMENTO TÁCTICO DE INFANTERÍA de 1929 – Edición 2020

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GALERÍA DE RECRADORES

El soldado del ejercito Popular de la República.

Después del golpe de estado de julio de 1936, como bien sabréis, una de las medidas para parar la sublevación fue disolver las unidades rebeldes, con la esperanza que esto debilitase a los golpistas. Haciendo que ese golpe de estado fuese fácilmente resoluble con las fuerzas del orden fieles al gobierno legitimo de la República Española.

Como ahora sabemos, esta medida fue absolutamente desastrosa para los leales al gobierno, que a pesar de organizarse militarmente en base a columnas y milicias más o menos bien preparadas, poco pudieron hacer contra un ejercito que había mantenido la estructura militar y la utilizaba con toda su eficacia. Convirtiendo un cantidad de territorios alejados entre si en una zona compacta y comunicada al tiempo que empezaba el asedio sobre Madrid.

Hecho quizás, sin descartar otros, que llevó al gobierno de la República Española a crear un nuevo ejercito en octubre de 1936. El Ejercito Popular de la República, que entre entre otras cosas cambió la estructura, les divisas y la uniformidad. Uniformidad ahora presentada para vosotros.

Empezando de arriba a abajo y de dentro hacia fuera, encontramos un casco checoslovaco modelo 1930, que que llegó por los alrededores de la Batalla del Jarama (febrero 1937), frente norte y ya pasando al resto de frentes. Acabando siendo uno de los cascos icónicos del ejercito republicano. Teniendo que reconocer que el ejercito checoslovaco ya lo estaba cambiando, y casi diríamos que solo veremos este tipo de casco en combate en España y China.

Casco puesto encima del gorrillo cuartelero, un isabelino sin borla, a modo de proporcionar una protección extra contra las temperaturas frías.

Ahora en cuerpo y piernas, encontramos una mezcla de pantalón del tipo recto, que vino a sustituir los granaderos, lo que combina con una guerrera modelo 26 sin bolsillos inferiores, cosa que indica que es posterior al cambio de julio de 1931. Guerrera que va encima de una camisa, también de color caqui, que bien podría ser la reglamentaria española o la francesa, que llegó en numero abundante en ambos bandos. Y es que debemos entender que nos encontramos en una guerra que ha dividido la industria del país, y una cosa es el teórico uniforme, y la otra la realidad. Aunque tenemos que huir de la leyenda del CUALQUIER COSA SIRVE, que ha más mal que bien.

Dirigiéndonos al calzado, encontramos los Borceguis, el calzado reglamentario de preguerra y en consecuencia de guerra. Evidentemente, de nuevo nos encontramos en un teórico que debemos perseguir y adoptar en lo posible, ya que con él siempre acertareis, a pesar que es verdad que una alpargata o una bota civil de mejor calidad no seria extraña de ver en absoluto, y es que ya hemos explicado el hecho de un país con la industria dividida.

Esto respeto a la ropa, pasando por cabeza y calzado, momento en que entraremos en el equipo de combate. Que definiremos por el fusil Moisin-Nagant ruso, en este caso, llegado en cifras de alrededor de cuarto de millón para armar un ejercito necesitado de armamento, y la cartuchería modelo Carniago, lo reglamentario español preguerra.

Compuesto por tres cartucheras con capacidad para cincuenta tiros cada una, unidas por un ceñidor y una Y que unía la que queda detrás con las dos de delante.

Complementando cartucheras y fusil con la correspondiente bayoneta y su funda, que aunque no muy numerosa, si que hubo fundas para esta peligrosa arma blanca.

Y, con esto, hemos hecho la base de combate, pero tendríamos un soldado todavía des-equipado, ya que hemos olvidado la protección contra el frio, y el continente de las escasas pertenencias que puede tener un soldado.

La lucha contra el frio la lleváis viendo en casi todas las fotos, una manta de soldado con un agujero para poder pasar la cabeza, haciendo esta la función de capote. Sabemos que existía un capote reglamentario, pero, y ya no es la primera vez que aparece esta circunstancia en lo que llevamos leído, nos encontramos en un ejercito que se ha dividido de modo inesperado, y en consecuencia faltan ciertas cosas. De modo que una solución muy esparcida contra el frio y la lluvia fue esta.

Caminando, y ya acabando con el equipo, hacia el reglamentario zurrón, más capaz de lo que puede parecer a primera vista. Siendo capaz para los útiles de limpieza del soldado, plato y cubiertos, cantimplora en este caso y algunas latas y «chuscos» de pan, alimentación de campaña en una época donde todavía no se habían diseñado raciones de campaña portátiles y equilibradas.

Es aquí que reconocemos que definir el uniforme del EPR (Ejercito Popular de la República), y en cierta medida el nacional…, no deja de ser una tarea difícil, y es que las necesidades en urgencia hacen que la regularidad en importaciones o fabricaciones no sea siempre la adecuada.

Pero este hecho no nos tiene que hacer aceptar cualquier ropa civil en la mezcla de uniforme, cosa que nos llevaría más a la época miliciana que a la de un ejercito regulado.

Nuestro objetivo tiene que ser parecer un ejercito, como así pretendió el gobierno de la república, cosa que, como recreadores estamos pretendiendo, aunque esto, en la practica signifique entrar en una estudiada «multiformidad», que puede variar según el frente a tratar. Motivo por el cual nunca tenéis que sacar el estudio de vuestras disciplinas.

Oriol Miró Serra

Fotografiá: Diego Muñoz Fe

20 de noviembre de 2020

Bibliografía:

Atlas ilustrado de Armas y Uniformes de la Guerra Civil Española, Susaeta Ediciones.

Las Armas de la Guerra Civil Española, La Esfera de los Libros S.L., 2006

Revista Soldiers n 10, juliol 1996.

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El Llobregat, naturaleza e historia a vuestro alcance.

Hoy en retroexcursionisme nos acercamos al llano, que después de dos de montaña tocaba acercarse a terrenos más llanos, siendo uno de los motivos hacer visible esta actividad que combina patrimonio y recreación, y a la que, no hace falta decir, estáis invitados. Y es que conocéis algo mejor que conocer patrimonio histórico «a la antigua»?

Y esta vez vamos al Llobregat, pasando por varias épocas en realmente poco espacio. Roma, edad media, comunicación del siglo XIX y guerra civil, muy a menudo pisando los mismos monumentos. Prueba que tanto en vida civil como militar, los lugares de interés suelen ser los mismos.

Saldremos de la estación de ferrocarriles de Martorell Vila – Castellbisbal, para encaminarnos hacia la Torre fossada siguiendo el Camí Portalet, que abandonaremos en breve para dirigirnos al primer objetivo del día. La Torre Fossada.

El nombre en si ya promete, pero es que cuando estéis veréis que no os hemos llevado a cualquier lugar, ya que se trata de, posiblemente una de las torres de telegrafía óptica más espectaculares de Cataluña, quizá no en altura (eso ya se lo da la montaña donde esta instalada), pero si su espectacular foso. La torre 38 de la línea Barcelona – Lleida, comunicando por debajo con Sant Pere de Romaní donde estuvimos el pasado mes de agosto…, y por encima con Esparraguera, desaparecida el año 1937 a causa de unas obras que quería hacer el ayuntamiento.

Pero, ¿y que es la telegrafía óptica? Buena pregunta, que ni que sea brevemente resolveremos, y es que esta vieja tecnología se lo merece. Sencillamente, hablamos, del precursor de la telegrafía por cables, que emitía mensajes a través de señales visuales que viajaban de torre a torre. Existiendo lineas militares y civiles, que adquirieron gran importancia en las diversas carlistadas que hemos sufrido en nuestro país.

Cabe decir, que, y hiendo a guerra civil española, principal eje conductor de esta pagina, esta torre y los entornos vivieron combates en enero de 1939, cuando se intentaba resistir contra el imparable avance fascista por tal de ganar tiempo para que pudiese o quisiera huir…lo hiciera.

Una vez resuelto este primer objetivo, toca recuperar el camí portalet sentido Castellbisbal para ir a buscar el Riu Llobregat, que emulando a lo que se decía en el conflicto…tenia que ser «el Manzanares de Barcelona»,refiriéndose a una resistencia que ahora sabemos que no pudo ser.

Pero, no nos centremos en esto, ya que aquí el concepto era seguir el ancho camino y apreciar la naturaleza de ribera. Muy diferente a las dos ultimas que nos han llevado a montaña.

Poco comentaremos sobre este tramo de ruta, solo os animaremos a descubrir las dos riberas del rio al tiempo que se descubre la fuerza que puede llegar a adquirir el rio a pesar de ya vivir sus ultimas bocanadas de aire. Creadnos si os decimos que no os arrepentiréis.

Ahora si, y situados en Martorell, habiendo vuelto por la ribera contraria de la primera la primera mitad del camino, nos encontramos en uno de los grandes monumentos del lugar. Hablamos del puente romano de Martorell, que lo llamamos romano, pero bien lo podríamos llamar un «multiepocas», y es que contamos un mínimo de dos reconstrucciones. Una en época medieval y otra en posguerra, después de la voladura de enero de 1939. Hablamos…evidentemente…del Pont del Diable.

¿Que destacar de este puente? Difícil…pero quizá remarcaríamos el espectacular arco de la ribera de Castellbisbal, una de las partes del puente romano original que no os dejará indiferente. Punto, en que daríamos por acabada la ruta del día.

Y, respecto a la indumentaria, poco podríamos decir ya, la verdad es que haciendo un repaso de entradas anterior poco más podemos enseñaros. Así que diremos que uno optó por la linea civil casi pura, y el otro por aquel clásico excursionista que alimenta su equipo a base de excedentes militares. Dando una doble linea como suele ser la costumbre de estas rutas.

Oriol Miró Serra.

13 d’Octubre de 2020

Bibliografía: La telegrafia òptica a Catalunya, Lluis Len y Currius – Jaume Perarnau y Llorens / Rafael Dalmau Editor, 2004.ç

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Llega el REGLAMENTO TÁCTICO DE INFANTERÍA (1929) Edición 2020

Una de las materias con las que un recreador militar debería estar familiarizado es la instrucción del soldado, tanto la individual como la colectiva, que corresponda a su época, porque, en mayor o menor medida, deberá ponerla en práctica, siendo una parte inherente de la formación de todo soldado auténtico.

Estos temas están cubiertos en reglamentos o manuales, que deberán ser la referencia básica sobre la que trabajar. En el caso de los recreadores de la Guerra Civil Española, el texto de trabajo es el «REGLAMENTO TÁCTICO DE INFANTERÍA» de 1929, que, con algunas revisiones en posteriores ediciones, era el que estaba en vigor en el periodo 1936-39. En este documento, entre otros temas, encontraremos los artículos sobre instrucción que nos interesan.

Puedes ver y descargar el manual clicando encima de la imagen

El «reglamento del 29», como suele ser denominado, es relativamente fácil de conseguir, sea en ediciones originales o en copias. Pero, como suele ocurrir con estos manuales, su texto es denso y farragoso, y en ocasiones incluso confuso, y tiene una importante carencia – los apartados de la instrucción del soldado no incluyen ilustraciones.

Todo ello hace que el «reglamento del 29» no sea la herramienta más práctica para el uso de los recreadores, así que decidimos poner en marcha el proyecto de confeccionar un «manual de instrucción» ilustrado, centrándonos en los apartados más relevantes en cuanto a las actividades de recreación de la Guerra Civil Española.

Nuestra referencia de base ha sido la edición de 1938 del REGLAMENTO TÁCTICO DE INFANTERIA DE 1929.

La estructura y contenido de los diversos apartados es, esencialmente, la de este reglamento; encontrareis el texto original de cada artículo, ilustrado con nuestras fotografías, y un recuadro de observaciones, de ser pertinente; el propósito de estas anotaciones es hacer más comprensible algún punto o remarcar diferencias entre lo que está estipulado en el reglamento y lo que a veces se observa en los eventos de recreación, que no siempre se corresponde con el «reglamento del 29».

En cuanto a la manera de publicar estos contenidos, hemos creído conveniente dividir el material en varias entregas que os ofreceremos periódicamente, dando prioridad a las materias que consideramos más relevantes y de mayor utilidad para los grupos de recreación, que iremos ampliando hasta completar un cuerpo de texto completo y coherente. Con la última entrega, nuestra previsión es ofrecer todo el contenido editado en un solo «volumen».

Próximamente instrucción individual con armas

Este proyecto es un esfuerzo común de Recreació UB-Didpatri y la asociación de recreación histórica XV Brigada Mixta.

Sin más dilación, os adjuntamos a continuación el enlace a la primera entrega, centrado en «La instrucción individual – Instrucción sin armas».

DESCARGA AQUÍ TU MANUAL

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Recreación y patrimonio juntos, aplicación grafica del concepto.

Muy cierto que este concepto de recreación y patrimonio juntos no os viene de nuevo, pero…, que significa? La respuesta la encontrareis en las siguientes lineas, ilustrando las trincheras de El Pago gestionadas por el CESUB en Subirats con las fotografiás de Marc Seriol (marcmarkhus en redes) con escenas recreadas que muy posiblemente hubiesen podido pasar, además de alguna otra que no, pero útil cara a explicar otras cosas de interés. Uniendo, como hemos dicho…la recreación histórica y el Patrimonio.

Poniendo un poco de argumento, esas trincheras fueron utilizadas a finales de la guerra en Catalunya, cuando se trataba de ganar tiempo para que Barcelona fuese evacuada por quien pudiera, siendo los combates entre 22 y 24 de enero. Enfrentando las fuerzas de una desgastada 15 Brigada republicana contra la todo poderosa 13 división del general Barrón. Siendo utilizadas en aquellos combates fortificaciones construidas por civiles movilizados a últimos momentos.

Viendo las imágenes, entenderéis por que decimos que una muestra patrimonial se entiende mejor con recreadores que si.

Las primeras escenificaciones fueron en la trinchera en S de la segunda mitad del recorrido, en una primera sesión de prueba de fotógrafo y un recreador (hace falta no olvidar que en tiempos de Covid toda precaución es poca). Y entre las diversas escenas fuimos des de los primeros momentos de guerra hasta los finales. Ahora procedemos a citar les escenas amblas escenas con una foto correspondiente:

Primeros momentos de guerra, demostración de que el blanco no es un color de combate, gorrillo de las JSU:

Manta de soldado a modo de capote, tapando la camisa blanca, gorrillo de la FAI:

Miliciano ya más avanzada la guerra, primeras ropas de abrigo y mejores posiciones de combate, incorporando el casco Trubia model 21:

Muestra de como cambiar el color del casco solo con barro, permitiendo la confusión en el terreno.

Cabo del ejercito republicano.

Cabo del ejercito republicano, tapandose con la manta, leyendo en un momento de descanso dentro de la trinchera.

Cabo afeitandose dentro de la trinchera, no era lo más comodo del mundo, pero era posible.

Requetè carlista introduciendo un peine de balas en una tercerola.

Requetè carlista apunto de saltar por encima de una trinchera, viendo la manta a modo de capote con las cartucheras por encima.

Prueba de mimética del rojo, se dice que un requetè no se quitaba nunca la boina, pero si que se la tapaban con el casco. Vemos que el resultado es evidente.

Siendo este el final del primer día, y un poco corto en posibilidades atendiendo que solo eramos dos, pero sinceramente el resultado es bastante valido para destruir mitos, explicar la necesidad de ocultarse y no llevar colores «no naturales».

La segunda sesión ya fue más numerosa, eramos cuatro recreadores y el fotógrafo y se notará en los resultados. Siendo el escenario el nido de ametralladora de piedra y sus entornos. Esta vez si que jugando más con la historia explicada al principio, y si bien podemos pensar que a más personas más escenas…errareis. Menos fueron! Pero de más complejidad.

Civiles reclutados fortificando, como que el terreno no permite trincheras se procede a hacer parapeto.

Nido de ametralladora en posición de vigilancia y listos para abrir fuego.

Saqueo de un muerto falangista.

Posición de transporte de herido leve, según el manual de camilleros.

Captura e interrogatorio de un sargento franquista.

Muchas fotografiás podréis pensar, pero es una selección, selección que da vida a unos parapetos y trincheras perdidos en el bosque, olvidados hasta no hace tantos años y que por bien ahora visitables gracias a las visitas que organiza el CESUB des del museo del CIUDEB y las rutas de Ultima defensa de Barcelona y Sabors en temps de guerra.

Pero casi seguro que os han servido para dejar de ver las trincheras como esos agujeros vacíos en el suelo, eran lugares de lucha y vida, de terribles condiciones ciertamente, pero fruto de una circunstancia que la recreación histórica busca explicar.

Y es que quien olvida su pasado esta condenado a repetirlo.

Oriol Miró Serra.

4 de noviembre de 2020.

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GALERÍA DE RECREADORES:

Sargento de infantería (jefe de pelotón)

Ejército “Nacional”, Guerra Civil Española

Según el “Reglamento Táctico de Infantería” de 1929, en su edición de 1938, un pelotón estaba constituido por tres escuadras, cada una a cargo de un cabo, que estaban al mando de un sargento; y éste (al igual que los cabos y los soldados, excepto el tirador y el proveedor del fusil ametrallador) estaba dotado de un fusil o mosquetón.

En base a esta información, decidí recrear lo que sería el típico jefe de pelotón en la Guerra Civil Española, un sargento armado con fusil y con el correspondiente equipamiento de fusilero.

Siguiendo con este objetivo de representar un soldado típico, mi intención fue tratar de ajustarme lo más posible al uniforme más generalizado durante la guerra, en el (autodenominado) Ejército Nacional, que era el del reglamento de 1926, puesto que, a diferencia de lo que ocurrió en el Ejército Popular de la República, en el lado sublevado se mantuvo, en líneas generales, la uniformidad de preguerra.

La guerrera de tropa del reglamento de uniformidad de la inmediata posguerra es la prenda más frecuente en recreación cuando se necesita ese uniforme del 26, puesto que es muy parecida a la que nos interesa. La diferencia más notable es la bocamanga, que en la posguerra es más ornamentada, con forma apuntada, mientras que anteriormente era más sencilla, “lisa y sin botones”, como reza el correspondiente texto. Lo malo es que la bocamanga de la guerrera de posguerra no lleva puño doble, por lo que no se puede descoser sin que nos quede la manga demasiado corta. Hay alguna (escasa) evidencia de guerreras modificadas que llevan ese tipo de puño apuntado, pero en cualquier caso, es una excepción y convendría evitarla.

Como que los recreadores de la Guerra Civil no tenemos las múltiples opciones de las que gozan los que se dedican a períodos más populares, como la Segunda Guerra Mundial, y no tenemos la facilidad de adquirir online todo lo que nos convenga con unos cuantos clics, el uso de la guerrera de posguerra, aun siendo incorrecto, es generalmente tolerado.

En mi guerrera añadí, como corresponde en teoría, una pareja de emblemas de infantería en las puntas del cuello, que deben ser “espejados” – las empuñaduras de las espadas miran al interior. Naturalmente, también los galones de sargento, en panecillo dorado sobre fondo negro para infantería.

Los pantalones que iban con esta guerrera son los que el reglamento llama “pantalón polaina”, también conocidos como “granaderos”. Aparentemente, el modelo original se fue simplificando, reduciendo el número de botones de las “polainas” y sustituyendo los originales semiesféricos por otros más simples, por lo que se vieron distintos patrones de estos pantalones. Los “granaderos” se abandonaron en el reglamento de posguerra, por lo que es más difícil encontrarlos, y tampoco hay opciones sencillas para obtener reproducciones, aunque aparecen por ahí, algunas de ellas simplificadas, recortadas a la altura del tobillo. Los míos son de éstos, y están combinados con polainas de lana tipo venda, y calcetines enrollados al tobillo, una de las variantes que se ven en las imágenes de época.

El cubrecabezas es el característico gorrillo isabelino. Los sargentos podían usar opcionalmente el soutache doble, rojo y dorado, del gorro de oficial, aunque manteniendo el madroño sencillo en rojo, pero era tanto o más frecuente que llevasen el de tropa – esta fue mi elección, aunque, por supuesto, con el galón al frente, dispuesto de la manera particular a los gorrillos.

Respecto al equipamiento, consiste en un correaje “Carniago” (bastante nuevo, y por ello, sin mucha pátina), con las tres cartucheras para munición y el tahalí, del que pende la bayoneta (nota 1). La chapa incorpora el emblema de infantería. Aparte de eso, añadí complementos de campaña: bolsa de costado, cantimplora y cacillo, pieza esta que se ve prendida en diferentes posiciones en el correaje, en las imágenes del período.

El fusil Mauser modelo 1893 que completa el conjunto era, junto con el mosquetón modelo 1916, el arma más habitual. Este 1893 es una réplica en madera.

Aparte de cuidar los aspectos uniformológicos, otra cosa importante si queremos conseguir una impresión histórica más correcta es procurar arreglarnos el cabello con un estilo adecuado para la época; en los años 30 la norma era que fuese corto por los costados y la nuca, y más largo en la parte de arriba, a elegir entre diversos estilos; el uso de “gominas” o pomadas era habitual. En mi caso, al encarnar un sargento, es perfectamente aceptable el bigote. En coherencia con la imagen de suboficial veterano, el estilo es el tradicional, no el tipo recortado y finito más de moda. Considero que cuidar estos detalles, siempre que se pueda, aporta mucho de cara a evocar una imagen propia de la época que estamos recreando.

Nota 1: este correaje es una cuidada reproducción, de la mano del artesano Dani Vives, de “Cueros de Guerra”

Daniel Alfonsea Romero

Fotografia: Diego Muñoz Fe

30 de octubre de 2020

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La Mola, patrimonio y experimentación.

Sí, hemos vuelto a Sant Llorenç de Munt, pero esta vez para afrontar el monumento mítico: el monasterio en la cima de La Mola, que en todos lados hemos encontrado llamado Monestir de Sant Llorenç de Munt. Lo haremos cresteando desde Coll d’Eres entre encinares de gran belleza que os darán un paseo de alrededor de siete quilometros, entre sombras, desde donde la semana pasada hicimos el Montcau y la Cova Simanya. Es a la practica la tercera bifurcación de las que tenemos para elegir en Coll d’Eres, que nos llevará a un camino sin excesivas dificultades y concurrido por bastante gente.

Ya en ruta, como hemos dicho desde Coll d’Eres, que ya conocemos y sabemos llegar por la ruta anterior, empezamos subiendo, suave y por un camino ancho de nombre La Carena del Pagès, que permite circular con las precauciones sobrevenidas desde hace unos meses. Es un camino sin grandes sorpresas ni desniveles, exceptuando un par de descensos de relativa importancia donde quizá deberéis poner un poco más de atención dada la naturaleza de la piedra local. Nada grave, no sufráis, y que nos llevará al sitio llamado El Morral del Drac, lugar donde si que tendreis que poner atención para no errar el camino, ya que si es cierto que ambas variantes os llevarán al monasterio, sus diferencias son notables.

Dos son la variantes, la de la derecha, y la más difícil, que circula por el peñasco entre paisajes de tanta belleza como peligro que lleva al Cingle dels Cavalls, y de allí al monasterio; la de la izquierda, la más concurrida y fácil hace camino a través de la roca en un camino empedrado. Estad atentos, que la diferencia en las señales es poca, pero grande en las condiciones de trayecto.

Nosotros, en dudar del camino a seguir, en lugar de consultar el mapa, preguntamos a un hombre cual era la ruta, a lo que nos contestó que «más o menos…», no importaba la una o la otra. Elegimos…la de la derecha. Hace falta decir que ya nos podríamos haber olido al poco rato, que esa vía no era «la normal», pero continuamos.

En cualquier caso, la ruta elegida resultó bastante exigente y no carecía de peligro; nos llevó por un abrupto camino a que pasaba a bordeando el peñasco durante la mayor parte del recorrido, solo interrumpida en un par de tramos donde cruzamos un símil de túnel natural y un encinar, donde, reconociendo cierta intranquilidad, nos podíamos relajar por el hecho de andar, ni que fuese un trozo, sin estar pendientes de tener una caída libre al lado. Ruta de la cual no nos arrepentimos a pesar de que hayan pasado días.

Y es que hicimos mucho más que andar con equipo antiguo, tuvimos que trepar, gatear y escalar, pero sobretodo tomar una lección que a pesar de ser sabida nunca está de más recordar. Vigilar a tu compañero, no tener prisa y que quien marca el ritmo es el más lento. La seguridad y el llegar a casa no entienden de prisas, compañeros. Y si bien es cierto que si tenemos alguna fotografiá de ese episodio, admitimos que son pocas atendiendo al interesante recorrido, pero como supondréis…teníamos otras preocupaciones en la cabeza.

Cabe decir que después de este trepidante y arriesgado recorrido, todas las peripecias tuvieron su premio: las magnificas vistas desde arriba de La Mola (1103 metros), y su monasterio románico, reconstruido entre finales de Siglo XIX e inicios del XX, con suficiente cura para ser considerado uno de los pocos monasterios románicos puros y que ya sale citado en el 986. Si no habéis estado…id, nos lo agradeceréis.

Pero ahora toca encarar la vuelta, no sin antes consultar el mapa, siendo este moderno, y es que haremos retroexcursionismo en ropa, pero cara a la orientación mucho mejor un mapa actual, ¿No lo creéis así?

Ahora si, por el camino «normal», muy transitado y popular, y vaya que si se notaba la diferencia – solo os diremos que por allí subían familias con críos pequeños y perros y entenderéis que esta ruta era mucho más asequible. Por cierto que en los últimos tramos de la vuelta pudimos apreciar en conjunto y a distancia el camino alternativo que habíamos seguido en la subida, cosa que nos hizo valorar más la experiencia La cuestión es que llegados en Morral del Drac entrabamos en el camino que habíamos hecho horas antes, subiendo lo que antes habían sido bajadas, cosa que en si no tendría que significar demasiada diferencia excepto que nos desviamos hacia el lugar llamado Els Òbits, que ya habíamos visto desde el monasterio.

Nos encontramos con una muestra de aprovechamiento humano de cuevas, algunas hasta con pared, y si hacemos caso del hollín del techo, la cosa viene de largo, y con leyenda incluida. No dejéis de picar el enlace para saber más, y es que encontrareis des de el uso para corrales a una de les Carlistadas.

Y esta vez si, ya encaramos la vuelta hasta el ya citado centro de información del parque de Coll d’Estenalles, desde donde habíamos salido alrededor de cinco horas.

En esta ocasión, sobre nuestras apariencias, no hay realmente mucho que añadir a lo que os hemos ido comentando en entradas anteriores.

Ambos vestíamos atuendos civiles; el de Oriol más genérico, compuesto de diversas prendas que le daban una apariencia vintage, lo suficiente como para cumplir con la etiqueta de retroexcursionista; a destacar, la chaqueta de cuadros, una prenda clásica, y de un grueso que ya empieza a ser necesario entrado el otoño, sobre todo a primera hora o si el cielo está cubierto. El pasamontañas tampoco sobra en esos momentos. Los pantalones, de un material recio y resistente, cumplen perfectamente. Las botas altas de cordones proporcionan una buena sujeción en la parte del tobillo.

Dani compuso otra de sus apariencias evocativas de 1930, de nuevo con breeches, aunque esta vez combinados con borceguíes y calcetines subidos, a modo de polainas. El material de la chaqueta asegura la protección del viento y de la lluvia, por lo que esta elección cubre de cualquier sorpresa que la meteorología otoñal, a menudo variable, nos pueda dar. La gorra esta vez es una flat cap de corte típicamente británico; el material, un tweed a cuadros, es un clásico para la campiña.

Oriol Miró Serra – Daniel Alfonsea Romero

23 de octubre de 2020

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El Montcau – ya hemos hecho un mil!

Hacer montaña no es difícil, lo que cuesta un poco es encontrar una zona de montaña suficientemente popular y que al mismo tiempo pueda dar imágenes aptas para redes, y es que no debemos olvidar que en tiempos de pandemia y sin actos públicos, las redes han adquirido una importancia vital, pero al mismo tiempo no debemos de perder el contacto humano directo. En definitiva, este fue un motivo de creación del retroexcursionismo (#retroexcursionisme)
Como sabéis, llevábamos tiempo pisando Collserola, y para no correr el riesgo de agotarla, cambiamos a Sant Llorenç de Munt, macizo con rutas bastante populares, que nos permiten llegar a la gente al mismo tiempo que subimos la apuesta de montaña, siendo nuestro primer objetivo el Montcau, de 1056 metros de altura, y teniendo como objetivo secundario la Cova Simanya.

El punto de partida fue el centro de información del parque natural situado en Coll d’Estenalles, de donde sale una pista cómoda y ancha que permite una circulación sanitariamente segura en los tiempos que corren, y que nos llevará sin ningún tipo de dificultad a un encinar situado en Coll d’Eres, bifurcación a tres destinos, siendo el Montcau uno de ellos, concretamente el que gira a vuestra izquierda. La cima del Montcau destaca por su forma redondeada desde muy lejos, el camino empieza a subir muy temprano y la pendiente va siendo más fuerte, pero en ningún momento insalvable para alguien con un mínimo estado de forma.

Quizá la única dificultad sea el tramo final, a causa de la propia naturaleza del terreno rocoso de la montaña. Ya coronada la cima, tendremos unas vistas privilegiadas, que nos permitirán contemplar des las primeras nieves del Pirineo hasta los perfiles que marca la costa mediterránea. Este panorama de por sí solo ya representa un premio a una subida que, sin ser excesivamente dificultosa, ya podría ser el final de una salida matinal.

Pero este no es el caso, tratáis con dos elementos que intentan experimentar con los equipos al tiempo que pisan país, y como el primer objetivo había sido cubierto en menos tiempo del que habíamos calculado… atacamos el segundo, la Cova Simanya. Saliendo de nuevo del encinar, pero siguiendo el único camino que desciendo de los tres que se encuentran, vamos haciendo descenso entre encinas, siguiendo una torrentera con señales que el agua había bajado fuerte pocas horas antes; es difícil perder-se y salir del camino, si vamos siguiendo los pilones indicativos.

Perder-se no, pero desorientar-se si, y por culpa nuestra de no haber revisado el mapa que llevábamos, y es que en cierto punto del camino, y ya a la vista del lugar llamado El Marquet de les Roques, extrañados de no haber encontrado la cueva todavía, decidimos comprobar la dirección, descubriendo que, si bien no nos habíamos equivocado de camino, si que habíamos pasado por alto un sendero y nos encontrábamos en el Collet de Llor, al pie de unas crestas rocosas de gran belleza, que a pesar de no ser el objetivo, tampoco desmerece ir allí expresamente (o por equivocación…). No nos quedó otro remedio que tirar atrás sobre nuestros pasos, en un terreno que, y perdonad la referencia cinematográfica, recuerda a ciertas escenas de la película El Ultimo Mohicano. Y si pensáis que somos unos exagerados…al menos permitidos esta licencia romántica.

La gestión es que al final sí que encontramos la cueva, en un tipo de economía colaborativa con otros excursionistas que nos íbamos cruzando, y que más tarde reencontraríamos.
La de Simanya es una cueva de grandes dimensiones, de hasta 372 metros de recorrido mientras se retuerce por las entrañas de la montaña, y que, a juzgar por los rastros de una excavación arqueológica reciente, había sido ocupada por humanos en algún momento. No hemos podido encontrar información sobre estas tareas de investigación, quizá no finalizadas.

Obviamente, con un recorrido de cueva de este tipo, hace falta linterna, y como nosotros somos así, llevábamos una vieja linterna de esas cuadradas que seguro más de uno ha utilizado, ya sabéis, esas de forma rectangular y de pila de petaca, que emiten una luz amarillenta y apagada.

Es en estas experiencias que te das cuenta como ha evolucionado la tecnología, a mejor, en este caso de manera muy evidente. Y es que a Oriol se le escapó un «¡Y con esto entrabamos a todos lados…y tan felices!» cosa que te hace apreciar las mejoras que han supuesto las modernas linternas de leds que utilizamos actualmente.

Siguiendo en su linea de excursionista «vintage», Dani en esta ocasión escogió otra apariencia clásica de los años 30, de la que destacan los «pantalones de golf» – «plus fours», o «más cuatro», en lengua inglesa. Este tipo de pantalones van atados por debajo de la rodilla con una hebilla, de manera que los bajos caen por encima, formando bolsa. Es este vuelo el que explica la denominación original; «four» es, en teoría, el número de pulgadas que tiene que «sobrar» en los bajos para formar esa bolsa debajo de la rodilla, que es el que caracteriza este estilo. Los «plus fours», anchos y cómodos, son pantalones adecuados para actividades «sport» o de campo, y suelen asociar-se con actividades dinámicas en general – no seria por casualidad que el dibujante Hergé eligió esta vestimenta para el intrépido aventurero Tintin.

La chaqueta es también de un estilo dirigido al ocio, no por casualidad este tipo de piezas se encontraban con denominaciones como «chaqueta de ciclista» o «de esquí», entre otras, que dan una idea del tipo de persona para quien estaban pensadas. Confeccionada con un algodón del tipo utilizado para gabardinas, resistente a la lluvia, y cortaviento, es una buena elección para el otoño, o hasta para el invierno encima de un jersey. Son este tipo de chaquetas «sport» las que inspiraron los diseños más modernos de uniforme de los ejércitos de los años 30.
Nuevamente, los complementos acaban de perfilar la imagen vintage, con una gorra con vuelo de buen diámetro, y una corbata informal, de punto. Los zapatos bicolor también evocan otros tiempos – en este caso, son de construcción mixta, de cuero y lona, muy apropiados para el campo.

Respeto a la segunda apariencia del día, se optó por una cosa más propia, la uniformidad del Regiment Pirinenc, ultima unidad militar a la ordenes de la Generalitat de Catalunya, creada los primeros tiempos de guerra civil española para intentar compensar la predominancia de las milicias en el aparato militar. Aunque fue disuelto al mismo tiempo que ellas para tenerse que integrar en la estructura del ejercito popular de la república.

Veremos un uniforme que huye de la loneta habitual en el ejercito español, para entrar en la pana, más resistente y cálida cara a ambientes de montaña. Las polainas aportan protección tanto en matorral como la nieve; al estar tejidas en lana rechazan en gran medida la humedad, cosa de lo más útil cara al entorno montañoso del Alto Aragón donde, mayoritariamente, estuvieron destinados los soldados del Pirinenc.

En el gorrillo, resalta la insignia del regimiento: una flor de nieve, muy indicativa de la especialidad del regimiento.

También se dice que eran una unidad más bien equipada que muchas otras, circunstancia esta ilustrada por una mochila de alta montaña y de gran capacidad. Falta de la equipación el armamento y los efectos relacionados, como pueden ser las cartucheras, por razones obvias, y los arreos de alta montaña como raquetas o piolets, por no corresponderse con las necesidades de esta salida. No así un buen cayado, como ayuda para andar, imprescindible en rutas por un país montañoso como el nuestro.

Oriol Miró Serra – Daniel Alfonsea Romero

16 d’octubre de 2020

Versió Catalana

Recreant en època de Covid, supervivència o adaptació.

Versió castellana integrada en document

De ben segur, recreador més, recreador menys, heu sentit la afirmació «es que ningú fa res» alhora que arronsen les espatlles. Afirmació que puc entendre, però que no puc acceptar com excusa per parar aquesta activitat cultural. Apart de que es falsa, i es que aquest mesos ja he vist visites guiades a País Basc, imatges d’ibers en el cap de setmana iber (esdeveniment que desconeixia) i jo mateix he fet visites guiades a Subirats d’uniforme. I de ben segur que se’m escapen altres sortides d’altres grups als quals demano perdó d’antuvi per no citar-los.

Es molt cert que els grans formats han desaparegut, però es que els petits no eren recreació?, es que…només considerem recreació les batalles…?

Doncs nois, em resisteixo a estar parat, i mica en mica, pas a pas, crec/creiem haver desenvolupat una estratègia, crec/creiem, que seria injust oblidar la companyia de companys com el Daniel, el Marc, l’Enric i altres que han participat dels experiments o ens han donat les seves hores i capacitats, mentre posàvem en practica certes activitats que ara cito.

Excursions vestits d’època: Activitat que al final ha agafat el nom de retroexcursionisme (#retroexcursionisme), en si fou la primera de les que direm. Es tracta de fer excursions a zones patrimonials i preferentment concorregudes, per que et vegin, i anar «armat» amb targetes informatives i que dirigeixin a algun lloc web o xarxes.

Explotar les xarxes: Per sort o desgracia, ara tots tenim algun tipus de xarxa, doncs…explotem-ho. Bones pàgines, bones estratègies de xarxa, les xarxes adequades , però sobretot…Bon Contingut!, i es que la competència a internet es ferotge.

Bon contingut: Bons articles, com desitjo que sigui aquest, bones fotos de la mà de fotògrafs que estimin l’activitat que fem tots. Bons escenaris, espais neutres quan això ho requereixi i qualitat exigent en materials i actitud en sessions fotogràfiques poden permetre que destaqueu en xarxes i que es vegi que esteu actius, arribant a la gent, i no oblidem mai que la gent es el nostre public i destí, i no només els recreadors.

Petit format: El més semblant a tenir public davant, ni que sigui amb mascareta, en el meu cas només fent guies a Subirats, i no per no haver gestionat altres sortides. De fet, Abrera segueix en peu, el que s’ha mogut per climatologia al 28 de novembre. En qualsevol cas, es una mostra que el contacte amb public i en escenari expressament dedicat a la nostra activitat pot neixer de nou, si es que en voleu dir així, o com jo en dic…Continuar.

I tot això prenent les mesures adequades a l’època que ens està tocant viure.

Recreando en época de Covid, supervivencia o adaptación.

Seguro que, recreador más, recreador menos, habréis oído la afirmación «es que nadie hace nada» al mismo tiempo que se encogen de hombros. Afirmación que puedo entender, pero que no puedo aceptar como excusa para parar esta actividad cultural. Aparte de que es falsa, y es que estos meses ya he visto visitas guiadas en País Vasco, imágenes de iberos en el fin de semana ibero (evento que desconocía) y yo mismo he hecho visitas guiadas en Subirats de uniforme. Y seguro que se me escapan varias salidas de otros grupos a los que pido perdón de antemano por no citarlos.

Es muy cierto que los grandes formatos han desaparecido, ¿pero es que los pequeños no eran recreación?, ¿es que…solo consideramos recreación las batallas…?

Pues chicos, me resisto a estar parado, y poco a poco, paso a paso, creo/creemos haber encontrado una estrategia, creo/creemos, que seria injusto olvidar la compañía de compañeros como Daniel, Marc, Enric y otros que han participado de los experimentos o nos han dado sus horas y capacidades, mientras poníamos en practica ciertas actividades que ahora cito.

Excursiones vestidos de época Actividad que al final ha cogido el nombre de retroexcursionismo (#retroexcursionisme), en si fue la primera de las que diremos. Se trata de hacer excurisones a zonas patrimoniales y preferentmente concurridas, para que te vean, y ir «armado» con targetas informativas y que dirijan a algun sitio web o redes.

Explotar las redes: Por suerte o desgracia, ahora todos tenemos algun tipo de red, pues…explotemos-lo. Buenas paginas, buenas estrategias de red, las redes adecuadas , pero sobretodo…Buen contenido!, y es que la competencia en internet es feroz.

Buen contenido: Buenos artículos, como deseo que sea este, buenas fotos de la mano de fotógrafos que amen la actividad que hacemos todos. Buenos escenarios, espacios neutros cuando se requieran y calidad exigente en materiales y actitud en sesiones fotográficas pueden permitir que destaquéis en redes y que se vea que estáis activos, llegando a la gente, y no olvidemos nunca que la gente es el nuestro publico y destino, y no solo los recreadores.

Pequeño formato: Lo más parecido a tener publico delante, ni que sea con mascarilla, en mi caso solo haciendo guías en Subirats, y no por no haber gestionado otras salidas. De he hecho, Abrera siguen en pie, lo que se ha movido por climatología al 28 de noviembre. En cualquier caso, es una muestra que el contacto con publico y en escenario expresamente dedicado a nuestra actividad puede nacer de nuevo, si es que lo queréis decir así, o como yo digo…Continuar.

I todo esto tomando las medidas adecuadas a la época que nos esta tocando vivir.

Oriol Miró Serra

15 d’octubre de 2020

Carretera de les aigües y Pedra de Collserola.

La Carretera de las Aguas es una vía que normalmente estaría bastante concurrida en un día de puente como era el nuestro, pero al ser la climatología poco favorable por la previsión de lluvia, pronto se demostró que sólo los más atrevidos ​​compartían camino con nosotros … pero nos encontramos bastante gente como para no pasar desapercibidos, y varias personas se interesaron por nuestra actividad, a raíz que nuestra apariencia les despertara la curiosidad hacia el retroexcursionismo (#retroexcursionisme)

La primera mitad del recorrido por la Carretera de las aguas ya nos era conocida, ya que se basaba en llegar a Fuente del Mont por el mismo camino de la semana pasada, tomando esta vez el camino que gira a la derecha, siguiendo la propia Carretera, para que nos entendamos todos.

Es un tramo cómodo de hacer, donde toda la pista serpentea siguiendo la sierra, regalándonos vistas sobre una ciudad oscurecida por la lluvia suave, clima dominante aquel día. En este tramo contaremos hasta cuatro fuentes, por lo que tenemos garantizada el agua para rellenar las cantimploras, ventaja nada despreciable.

Llegando casi al final del popular paseo, giraremos a la izquierda y emprenderemos la subida de la Carretera de Vallvidrera en Barcelona hasta el desvío del camino de Can Borni, que nos dejará tras la cima del Tibidabo; pero hagamos un inciso, que el camino tiene su propia historia.

Es un camino bastante más sombrío, ya que recorre más la media altura, lo que nos brindará una naturaleza más variada que la hallada previamente. Cruzamos sobre la vía, actualmente en reformas, del funicular del Tibidabo, donde podremos apreciar un talud de considerables dimensiones que indica que ésta fue una obra hecha a conciencia.

Haciendo parada para reponer fuerzas con una pequeño almuerzo, en la fuente que hay detrás de los viveros de Can Borni, descubrimos que a la vez sirven de parque municipal, al parecer coincidiendo con el horario la apertura del parque de atracciones, que no se nos ajusta en este día. No descartamos visita, si nos podemos adaptar a las condiciones mencionadas.

Desde allí, ya emprendemos el último tramo hasta el destino programado, la Pedra de Collserola, que reposa en una zona boscosa cercana al camino principal, y un sendero muy utilizado por excursionistas y ciclistas, por lo que no es difícil de encontrar si sabes lo que buscas.

Esta piedra megalítica fue identificada debido a los indicios de alteración humana, consistentes en unas perforaciones esculpidas, semejantes a cubetas, comunicadas por surcos; la función original de estos elementos es desconocida y se presta a especulación, pero la hipótesis más probable apunta a un uso religioso, y la presencia de una piedra así modificado indica que el Tibidabo ya fue escogido como lugar de culto y ceremonial desde tiempos inmemoriales.

Es lamentable observar que este resto histórica, a pesar de su situación bastante recóndita, tampoco se ha salvado de los grafiteros, no sabemos si por desprecio al patrimonio, simple incultura… o una mezcla de todo.

Hablemos ahora de nuestras apariencias. Para esta salida, Oriol tuvo la idea de representar un soldado del Ejército Popular de la República, en los últimos meses del conflicto, en plena retirada hacia la frontera. Esta vez, el hecho de no llevar armas ni equipamiento militar viene bien con la impresión buscada, al pensar que, en esta época, con la guerra completamente perdida, los soldados republicanos, desanimados y resignados, habían perdido, generalmente, el espíritu combativo, y abandonaban su armamento junto con la esperanza … y por caminos y senderos caminaban hacia el exilio.

Su aspecto más destacado seria la manta cruzada, la bolsa de costado y el pasamontañas, siendo la primera y la tercera vitales en un mes de enero-febrero de 1939. La manta ademas agujereada por el medio a modo de capote tanto para la nieve como para la lluvia.

Debajo, pero, se ha elegido una guerrera de pana, diferente a la modelo 26 reglamentaria, a modo de jugar con la ilusión que es una de las fuerzas que en abril del 38 fueron desviadas de la zona Valencia-centro para parar la ofensiva franquista que dividió la república, donde la pana y este tipo de guerreras inspiradas en cierto modo a la inglesa eran más comunes. De la que, además, se ha sacado toda insignia identificativa de grado y cuerpo por tal de pasar más desapercibido.

Quedando aisladas de la bolsa central y operando el resto de la guerra en Catalunya.

A su vez, Dani volvió a inspirarse en el aspecto de los excursionistas de C. 1930. Como en ocasiones anteriores, los pantalones breeches son, seguramente, la pieza que más evoca un sportsman de aquella época; una camisa de estilo workwear combina bien, y completamos el conjunto con una gorra plana, flat cap que dicen los ingleses, naturalmente con el vuelo ancho que se favorecía en aquellos años.

Este atuendo es identificado inmediatamente por el espectador como algo vintage aunque no lo sepa situar exactamente – comentarios, más o menos disimulados, como «parece salido de una película» nos demuestran que la parte «retro» del retroexcursionismo la hemos vuelto a cumplir…

Oriol Miró Serra – Daniel Alfonsea Romero

9 de octubre de 2020

Versión Catalana