La Carretera de las Aguas es una vía que normalmente estaría bastante concurrida en un día de puente como era el nuestro, pero al ser la climatología poco favorable por la previsión de lluvia, pronto se demostró que sólo los más atrevidos compartían camino con nosotros … pero nos encontramos bastante gente como para no pasar desapercibidos, y varias personas se interesaron por nuestra actividad, a raíz que nuestra apariencia les despertara la curiosidad hacia el retroexcursionismo (#retroexcursionisme)
La primera mitad del recorrido por la Carretera de las aguas ya nos era conocida, ya que se basaba en llegar a Fuente del Mont por el mismo camino de la semana pasada, tomando esta vez el camino que gira a la derecha, siguiendo la propia Carretera, para que nos entendamos todos.

Es un tramo cómodo de hacer, donde toda la pista serpentea siguiendo la sierra, regalándonos vistas sobre una ciudad oscurecida por la lluvia suave, clima dominante aquel día. En este tramo contaremos hasta cuatro fuentes, por lo que tenemos garantizada el agua para rellenar las cantimploras, ventaja nada despreciable.

Llegando casi al final del popular paseo, giraremos a la izquierda y emprenderemos la subida de la Carretera de Vallvidrera en Barcelona hasta el desvío del camino de Can Borni, que nos dejará tras la cima del Tibidabo; pero hagamos un inciso, que el camino tiene su propia historia.

Es un camino bastante más sombrío, ya que recorre más la media altura, lo que nos brindará una naturaleza más variada que la hallada previamente. Cruzamos sobre la vía, actualmente en reformas, del funicular del Tibidabo, donde podremos apreciar un talud de considerables dimensiones que indica que ésta fue una obra hecha a conciencia.

Haciendo parada para reponer fuerzas con una pequeño almuerzo, en la fuente que hay detrás de los viveros de Can Borni, descubrimos que a la vez sirven de parque municipal, al parecer coincidiendo con el horario la apertura del parque de atracciones, que no se nos ajusta en este día. No descartamos visita, si nos podemos adaptar a las condiciones mencionadas.
Desde allí, ya emprendemos el último tramo hasta el destino programado, la Pedra de Collserola, que reposa en una zona boscosa cercana al camino principal, y un sendero muy utilizado por excursionistas y ciclistas, por lo que no es difícil de encontrar si sabes lo que buscas.
Esta piedra megalítica fue identificada debido a los indicios de alteración humana, consistentes en unas perforaciones esculpidas, semejantes a cubetas, comunicadas por surcos; la función original de estos elementos es desconocida y se presta a especulación, pero la hipótesis más probable apunta a un uso religioso, y la presencia de una piedra así modificado indica que el Tibidabo ya fue escogido como lugar de culto y ceremonial desde tiempos inmemoriales.

Es lamentable observar que este resto histórica, a pesar de su situación bastante recóndita, tampoco se ha salvado de los grafiteros, no sabemos si por desprecio al patrimonio, simple incultura… o una mezcla de todo.

Hablemos ahora de nuestras apariencias. Para esta salida, Oriol tuvo la idea de representar un soldado del Ejército Popular de la República, en los últimos meses del conflicto, en plena retirada hacia la frontera. Esta vez, el hecho de no llevar armas ni equipamiento militar viene bien con la impresión buscada, al pensar que, en esta época, con la guerra completamente perdida, los soldados republicanos, desanimados y resignados, habían perdido, generalmente, el espíritu combativo, y abandonaban su armamento junto con la esperanza … y por caminos y senderos caminaban hacia el exilio.

Su aspecto más destacado seria la manta cruzada, la bolsa de costado y el pasamontañas, siendo la primera y la tercera vitales en un mes de enero-febrero de 1939. La manta ademas agujereada por el medio a modo de capote tanto para la nieve como para la lluvia.

Debajo, pero, se ha elegido una guerrera de pana, diferente a la modelo 26 reglamentaria, a modo de jugar con la ilusión que es una de las fuerzas que en abril del 38 fueron desviadas de la zona Valencia-centro para parar la ofensiva franquista que dividió la república, donde la pana y este tipo de guerreras inspiradas en cierto modo a la inglesa eran más comunes. De la que, además, se ha sacado toda insignia identificativa de grado y cuerpo por tal de pasar más desapercibido.

Quedando aisladas de la bolsa central y operando el resto de la guerra en Catalunya.
A su vez, Dani volvió a inspirarse en el aspecto de los excursionistas de C. 1930. Como en ocasiones anteriores, los pantalones breeches son, seguramente, la pieza que más evoca un sportsman de aquella época; una camisa de estilo workwear combina bien, y completamos el conjunto con una gorra plana, flat cap que dicen los ingleses, naturalmente con el vuelo ancho que se favorecía en aquellos años.

Este atuendo es identificado inmediatamente por el espectador como algo vintage aunque no lo sepa situar exactamente – comentarios, más o menos disimulados, como «parece salido de una película» nos demuestran que la parte «retro» del retroexcursionismo la hemos vuelto a cumplir…

Oriol Miró Serra – Daniel Alfonsea Romero
9 de octubre de 2020
Un comentario sobre “Carretera de les aigües y Pedra de Collserola.”
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