Al Tibidabo: coronando la cima de Barcelona.

Viernes pasado nos decidimos a hacer, nuevamente por el entorno de la Serra de Collserola, una ruta un poco más arriesgada en lo que afecta a la visibilidad; el recorrido seria Carretera de les Aigües, Ideal Pavillon y Tibidabo, incluyendo el paso por rincones históricos de Collserola, al tiempo que nos llevaría por algunas de las zonas preferidas de paseo de los barceloneses, siempre concurridas por caminantes, corredores y ciclistas.

La ruta propiamente la iniciamos en Monestir de Pedralbes, una de las muestras de gótico catalán más notables de Catalunya, en tanto que monasterio real, donde descansa la Reina Elisenda de Montcada; saliendo de aquí, subimos a través del Parc de l’Oreneta, antiguamente los terrenos de una finca rural, que fue asaltada al poco tiempo después del golpe de julio de 1936, de la que quedan tan solo algunos restos.

Tomando un atajo ascendiente, en breve nos plantamos en la Carretera de les Aigües, el camino continuó hacia la izquierda, siguiendo el popular paseo, donde, tal como nos esperábamos, levantamos curiosidad. A tal efecto, llevábamos unas tarjetas donde se describe brevemente nuestra actividad, para dar a aquellos más decididos que nos preguntaron.

Todavía en la Carretera de les Aigües, cogimos la bifurcación que lleva a la Font del Mont con la intención de encarar las escaleras del mismo nombre, un tramo más que respetable de 430 escalones que suponen un reto para la condición física de quien se enfrente a ellas. Por este camino se hace atajo hacia la parte superior de Vallvidrera y la carretera que lleva al Tibidabo, el objetivo final del día.

Con esto, y ya en el camino que asciende hacia la cima de 512 metros, no lo cogimos de inmediato, ya que antes optamos por desviarnos por la carretera hacia nuestra derecha, para llegar al conocido como Ideal Pavillon, un edificio de considerable interés a media altura en la vertiente de la montaña.

Quizá viendo su fachada actual no os llame especialmente la atención, pero el edificio es un antiguo hotel de lujo que funcionó en la década de los 20 del siglo pasado, y que después cambió de usos, pasando por el abandono hasta convertirse en los apartamentos que son ahora. Os recomiendo ver el vídeo que hemos enlazado en la fotografía de arriba.

Ahora si, y de nuevo en la bifurcación que lleva al Tibidabo, justo encima de las escaleras ya citadas, empezamos a subir el tramo final, cresteando hacia Tibidabo, ruta en la que, rozando el pié de la Torre de Collserola, y pasando por delante del acceso del parque de atracciones, acabamos en las puertas del templo de la cima de la montaña: el templo Expiatorio del Tibidabo, construcción de gran valor artístico, construido entre 1902 y 1960, reconocido alrededor del mundo como un sitio simbólico de la Ciudad Condal, y visible des de muchos quilometros alrededor.

Oriol optó por un ropaje de aire muy local, del tipo que podría llevar un vecino de la zona, en la época de la posguerra, para realizar una pequeña excursión a la sierra. Los pantalones de pana son una pieza muy asociada con ropa “de trabajo”en nuestra parte de Europa, y son muy adecuados para actividades de campo, siendo cómodos y resistentes. El único inconveniente, que la pana es un material nada “fresco”, pero como que lo más fuerte del verano ya ha quedado atrás, se pueden llevar sin mucho sacrificio. El sombrero viene a ser una gorra plana, nuevamente, típica de nuestras tierras.

La selección de ropa es bastante cercana a los estilos actuales como para no suscitar demasiada atención entre los viandantes pero tiene el tono retro que constituye en elemento identitario de estas salidas, y que la gente reconoce.

Por otro lado, Dani fue más atrás en “el armario del tiempo”, tomando como inspiración la apariencia de los que podríamos nombrar los pioneros en las actividades de ocio y lo que ahora llamamos “deportes de aventura”, en las cercanías de 1930. Los elementos más destacables son, seguramente, los pantalones tipo “breeches” embutidos en botas altas de cordones. La gorra es un modelo con un diseño peculiar, de cariz claramente sport. La camisa-polo tiene el popular cuello picudo, envuelto por una corbata de tipo casual – eso de corbata casual seguramente impresiona hoy día, cuando el uso de esta pieza esta básicamente asociado con prendas de vestir, pero en la época de referencia, llevar corbata estaba mucho más generalizado que ahora, siendo un complemento de uso cotidiano mucho más común, para cualquier actividad, y es por eso que hay más variedad, para atender los diferentes requisitos. Las corbatas de punto, normalmente más estrechas, de forma rectangular y con los extremos cuadrados y no picudos, eran una elección popular para completar conjuntos deportivos.

No hace falta decir que la aparición de una persona así vestida indefectiblemente atrae miradas, justamente porque el aspecto es muy característico de épocas muy lejanas, pero esto es lo que tiene el “retroexcursionismo”…

Oriol Miró Serra / Daniel Alfonsea Romero

2 de Octubre de 2020

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