Por esta vez nos decidimos por la vertiente civil, buscando ropa de excursionismo, y cogiendo una ruta que nos llevase por elementos patrimoniales del Parc Natural de Collserola. Enlazando dos actividades que si en un principio consideremos que recorren caminos separados, se demuestra que recreación histórica y conocimiento de patrimonio pueden caminar juntos. Si es que no es el camino real a seguir.

La ruta elegida, fue salir de Santa Creu d’Olorda hacia Castellciuró, y de allí a Sant Pere de Romaní para volver al punto de origen cresteando hasta encontrar la Font de la Tartana para recuperar el camino que no hacia tanto rato habíamos bajado. Resultando una ruta que nos lleva por fortificaciones medievales, ermita románica y telegrafía óptica en muy poco espacio de tiempo. Y todo esto al tiempo que se evoca a otros tiempos de excursionismo.

Respeto la ropa, optamos por la doble linea de excursionismo, siendo mi caso uno de montaña media alta que se componía por botes de caña alta, pantalones duros y resistentes, camisa blanca (necesaria para romper el caqui que me teníais visto últimamente), gorro de ala ancha y mochila «de las de antes» con el triangulo metálico en la espalda, cargada con lo necesario para una salida matinal.

Todo esto coronado por una vieja maquina de fotografiar Kodak Junior 620 que nos situaría todavía más en el papel de excursionistas que descubren o redescubren el patrimonio.
Las sensaciones, que en el fondo es el que se busca con la arqueología experimental, fueron variadas. El calor se puede deber tranquilamente a la ropa elegida y que todavía estábamos a mes de agosto, pero, y siendo sinceros. Más de un recreador os dirá que el calor viene intrínseco en «el oficio».
La bota alta ejerce de polaina a la perfección, dotando de protección pies y tobillos por monte bajo, agilizando el paso.

Respeto a la mochila, este es el gran cambio, ya que si a mi no no me viene de nuevo el hecho de llevar mochila, las características de esta se hacen sentir. Y es que las actuales son mucho más ligeras, aunque su forma hizo que la sensación de estar bien puesta fuese en cierta manera más firme que algunos modelos que se pueden”gastar” ahora. Aunque ya hacia el final de la ruta podías notar como el arco que hace que se ajuste a la riñonada se clavaba un poco, cosa que atribuiremos a la falta de costumbre.

Para esta salida, escogí una indumentaria más veraniega; así que elegí un polo de manga corta, éste con una textura conocida como waffle y un cuello con forma de punta de lanza o spearpoint. Estos detalles lo hacen ostensiblemente diferente de un polo moderno, normalmente hecho del típico algodón «piqué» y con cuello de dimensiones más reducidas.

Los pantalones son unos shorts, pero con un patrón del tipo utilizado en los años 30-40, marcadamente más generoso en dimensiones si el contrastamos con la moda actual. Se corresponden a una de las variantes de los shorts utilizados por el ejército británico como parte del uniforme de algodón dril (un material resistente, comparable al denim) para clima tropical: oficialmente, Khaki Drill, Shorts. Vale la pena aclarar que, para los británicos, el caqui es un color arena, no una tonalidad verdosa como lo es para nosotros. Como curiosidad, sabed que la palabra es originalmente proveniente del indostaní, una lengua de la India, y significa «del color del polvo». Los británicos tomaron prestada la palabra cuando empezaron a equipar, en 1846, a los soldados del ejército colonial de aquellos lugares, con uniformes de un color discreto.

Para terminar, el cubrecabezas es una gorra de paneles, con pliegues en la parte posterior, de algodón más ligero.
Estas piezas son de fabricantes o artesanos especializados en reproducciones de modas de época, a saber: el polo, SJC (UK), los pantalones, «Soldier of Fortune» (UK), y la gorra, Barry Simonds (USA).
La impresión general es la de un excursionista equipado para una salida «ligera». Como ya mencioné en el artículo anterior, los detalles específicos de la ropa, y la manera de combinarla con complementos apropiados, son los elementos que transmiten un aire vintage inconfundible, incluso para el público profano.

Otra observación: si se incorporan piezas de excedente militar en un conjunto civil, lo que puede ser perfectamente plausible, es aconsejable combinarlas con piezas claramente «de paisano», tanto en estilo como en colores, para evitar una imagen demasiado «paramilitar».
Oriol Miró Serra / Daniel Alfonsea Romero
10 de septiembre de 2020
Un comentario sobre “A Castellciuró y Sant Pere de Romaní, patrimonio y recreación juntos.”
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